miércoles, 17 de julio de 2013

Calpe

¡Hola de nuevo!

Vuelvo de mis vacaciones en Calpe con mi novio con ganas de contároslas, pero no de volver en sí.

Yo nunca he sido de Mediterráneo, siempre me ha parecido un caldo. Soy una chica del norte y me gustan las cosas del norte, como el bonito. Mi playa preferida es A Lanzada (costa da Morte, Pontevedra). Pero oye, que la de Calpe está bien. No es Benidorm (gracias al cielo), no está llena de colillas, no hay apenas algas, el agua es muy clarita y no es un caldo. Echo de menos las olas, que las únicas que había eran las que producían los barcos que pasaban cerca de la línea de boyas. Pero bueno, le daré buena nota a la playa. 

Calpe, como toda la costa Blanca, está lleno de guiris, y en todas partes están los letreros en español, inglés, francés y alemán. A mi me hace gracia, y además, así aprendes a decir algunas palabras en otros idiomas. 

Os hablaré un poco de cómo es el pueblo/ciudad (no sé muy bien si es una u otra cosa) y luego os enseñaré algunas de mis locuras.

Para empezar, el peñón de Ifach. Es una MOLE. Es un cacho de piedra que parece haberse separado de las montañas que hay al fondo de Calpe y que se ha quedado ahí, a merced de las olas, desde su imponente altura. Hay gente que lo escala y suele morir alguien todos los años por hacerlo. Yo por desgracia no fui ni a verlo ni a escalarlo. Otro año será.

Ésto es lo que se veía desde nuestra terraza. Impone, la verdad.

Como pueblo de mar, como los llamo yo, Calpe tiene esos elementos que los caracteriza: calles estrechas, callejuelas, cañones, casas blancas y azules. Pero luego tiene personalidad propia. Es muy variada la arquitectura de las casas y hasta sus colores.

Ésto forma parte del empedrado de los descansillos de las escaleras que hay en las calles. Éste me gustó particularmente.

Me gustaron las rejas de ésta casa. Será porque me encantan las estrellas.

Algunos recodos te llevaban a ésto. Me encanta que las plantas escalen por la pared.

Blanco y azul: los colores que todo pueblo de mar debería tener.

Eso del fondo se supone que es el Museo del Cómic. Si vais y lo encontráis abierto, pues os envidiaré. Yo me lo encontré cerrado y sin un cartel de aviso ni nada. Fue muy frustrante, para una friki como yo.

"Con mil cañones por banda, viento en popa a toda vela". Nunca he sabido de qué es eso ni cómo sigue, pero me encanta decirlo, al igual que el cañón en sí. Había un cartel explicando de dónde era, pero olvidé fotografiarlo y lo que ponía.

En ésta calle en concreto se supone que estaba el rastro. Yo solo vi a niños que intentaban vender cosas de su infancia que ya no querían. La casa verde menta es mi favorita.

Otra casita en blanco y azul.

Si vuestros gemelos flojean y queréis ponerlos en forma, no dudéis e id a un pueblo con cuestas y escaleras.

Me encantaron las tejas de colores de este inmueble.
Otra de las cosas que se encuentra uno son más restaurantes. Éste en concreto me gustó, aunque no lo vi por dentro ni el menú, así que no sé deciros qué tal está. Espero ir en mi próxima visita.



Seguimos por el paseo marítimo. ¿Qué os podéis encontrar? Pues muchas cosas:

la primera) Tropecientosmil restaurantes. Calpe es un destino turístico y, por supuesto, no podían faltar los restaurantes. Los hay de todo tipo y precio. No fuimos a ninguno de ellos, pero os recomiendo éste:

No sé cómo será la comida, pero lleva mi nombre, así que supongo que estará buenísima.

la segunda) Un mercadillo: desde tattos de henna, tarot, figuras de madera, mil pulseras, collares y demás objetos de decoración (hasta decoración para rastas) a los típicos de bolsos de imitación. También hay tiendas de regalos y otros comercios de ese estilo. En uno tenían los peces esos que se comen las pieles muertas de los pies. Yo estuve por ir, pero me da cosica.

la tercera) Termas romanas. Una extensión de 500 m2 de lo que se llama "baños de la Reina". Una pasada, si te gustan las cosas romanas. A mi me encantan.



Ésto creemos que son unos agujeros que se hacían para reducir la presión del mar sobre la construcción. Por otra parte, el oleaje hace que el agua entre con fuerza, así que los romanos se masajeaban el culo.

Y el molí de Morelló, un molino de harina que se edificó sobre una antigua torre de vigía.
Perdón por la calidad de las imágenes, mi cámara decidió volverse tonta.

Y por último, los dos sitios que me enamoraron:

Kiwi. Es una cafetería/pastelería/restaurante. ¡Y tiene de todo! Está ambientada en los ochenta y tiene neones. A mi me enamoró. Fuimos a merendar y la verdad es que estaba muy rico todo. Y no me pareció caro. Calidad-precio razonable. Nuestra merienda consistió en granizado de café, batido de helado de chocolate negro y blanco derretido con leche, tarta de flan y crepe de naranja flambeado. 

La subo con la merienda ya empezada, porque cuando la gente hace fotos de lo que va a comer se las hace antes, y no sabes si es eso realmente lo que van a comer. Así demuestras que sí, que lo estás comiendo tú y no el de al lado.

Elm Street. Si eres friki o te gusta el mundo del cómic/videojuegos/películas éste es tu sitio. Desde ropa a figuras de acción, pasando por camisetas, pósters, cuadros, bisutería. De todo. Y todo muy friki. Me enamoré de ésta tienda. Y me quedé con ganas de comprarme algo.

Y por último, os dejo con algunas cosas que hice y que me gustaron. Vamos, lo que soy yo. Así me conocéis un poco.

Nos compramos una cachimba. Y se convirtió en el objeto estrella de la terraza.

Ésta soy yo disfrutando de la playa por la noche. Es lo que pasa si me dejas suelta. Corro, salto, doy volteretas. Soy feliz haciendo el idiota. Además, la playa por la noche es una pasada. Si encontráis una calita en la que no haya luces de ningún tipo y podéis ver las estrellas y bañaros, seréis muy afortunados.



Sí, me encanta hacer el idiota y posar. Forma parte de mi encanto. O de mi falta de vergüenza.

Me enamoré (sí, me enamoro mucho y de muchas cosas) de esta sombrilla. Es muy vintage.

Y éstas han sido mis vacaciones. O la primera parte de ellas. Espero poder volver en septiembre o el año que viene, descubrir nuevos sitios y recomendarlos por aquí. Es una bonita forma de "visitar" sitios sin ir a ellos. Te da ideas.



2 comentarios:

  1. Que guay!!! Sólo he estado en Calpe una vez en mi vida, de noche y tendría 9 años y no recuerdo mucho. Sólo fui a ver a mi prima tocar con su orquesta... Vivo como a 90 min de Calpe y nunca he ido... Pero más o menos todos los pueblos costeros son iguales y yo soy pro-Mediterráneo ya que he crecido bañándome en caldos como tu dices.
    Un beso!!:)

    ResponderEliminar
  2. Con diez cañones por banda. Viento en popa a toda vela.
    Son los primeros versos de la poesía "Canción del Pirata" de José de Espronceda. Poesía para niños.

    Soy Juani

    ResponderEliminar