jueves, 24 de octubre de 2013

¿A la vuelta de la esquina, quizás?

"Felicidad, que bonito nombre tienes.
Felicidad, vete tú a saber dónde te metes".


Igual era la luz, pero veía sus manos amoratadas. Frío no hacía. Sería su alma que se congelada.

Las lágrimas que rodaban por sus mejillas, ¿por qué eran? ¿Era el deshielo? ¿Se estaba deshaciendo? ¿Se derretiría y desaparecería?
Como que iba a ser tan fácil.

No, todo es mucho más complicado. No eres Romeo y no tienes a tu fiel boticario. No tienes un arma. No tienes la suerte de tu parte. No tienes valor.

Te perdiste en el laberinto de la vida y te has quedado sin salida, sin poder volver hacia atrás. Ya puedes gritar todo lo que quieras, nadie te oirá. Y si lo hacen, harán como si no te oyesen. ¿Por qué iban a perder el tiempo en ayudarte, siquiera en escucharte? 


Nacer sin derecho a ser feliz. Ese es mi sino.

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